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Llegamos a Candelario Mancilla, luego de recorrer el magnífico Lago O’Higgins y visitar el glaciar con el mismo nombre gracias a la ayuda de Robinson Crusoe – Deep Patagonia. Candelaria Mancilla es el último lugar habitado en Chile antes de llegar a la frontera con Argentina, en el paso internacional que cruza por la laguna del desierto.
Fuimos recibidos por Carabineros del lugar, quienes muy gentilmente nos invitaron a pasar la noche en una cabaña entre tantas que tienen cerca del retén para los funcionarios. Desde aquel lugar se apreciaba una vista indescriptible del imponente lago y las altas montañas nevadas que lo cercan.

Al día siguiente partimos, entre lengas magníficas y bajo una tenue luz del sol, con nubes tapando las cumbres nevadas, hacia la frontera. El tramo chileno se recorre a lo largo de unos 15 km de huella para automóviles con roca suelta. Se cruza por bosques increíbles teniendo siempre a la espalda la vista de un cada vez más lejano lago O’Higgins. En la frontera se encuentra uno con el hito.

Pasando ésta comienza una huella de trekking. Un desafío TOTAL para unos ciclistas! Fueron unos 6 km muy duros para poder llegar a la ribera de la laguna del desierto, en donde se encuentra la aduana Argentina. Se cruza a través de ríos y raíces enormes, entre canales y zanjas. Pobres bicicletas, pero después del esfuerzo, se aprecia mucho la experiencia, el trabajo en equipo!

Cuzamos el lago en un barco pequeño. Te rajan con el precio, pero es la única salida al estar en bicicleta. Los bosques alrededor de la laguna son impenetrables salvo para caminantes osados. El cruce es precioso, al apreciar los bosques de colores y los glaciares cayendo desde las montañas. A lo lejos se ve el monte rey del sector, el Fitz-Roy o Chaltén. Luego de llegar a la otra orilla, comienza el ripio en un camino en muy buen estado. Son 36 km hacia el pueblo de El Chaltén, muy cerca de la base del cerro con el mismo nombre.En la ruta hacia el pueblito, se avanza bordeando un río de fantástico color y con vista a maravillosas montañas.

El pueblo de En Chaltén es un pueblo pintoresco, estilo pueblo Western, totalmente armado para el turismo del sector. Es un pueblo que no tiene más allá de 25 años de antigüedad, pero que presenta un crecimiento impresionante y una población flotante de turistas que hay que ver para creerlo. Nos tomamos un día de descanso en el pueblo y fuimos a recorrer los bosques en dirección al cerro Fitz-Roy. El Trekking fue espectacular y la vista a la magnífica montaña Reina, indescriptible. Atrás de la cadena montañosa de la cual esta montaña forma parte, se alzan por kilómetros los Campos de Hielo Sur.

Luego comenzó nuestra travesía por la pampa. Salimos de el Chaltén a paso firme en dirección al interior de la Argentina, avanzando a espaldas de la imponente cordillera con vista al lago Viedma. El viento os ayudó al soplar en nuestro favor, y junto con el camino asfaltado nos ayudaron a avanzar 100 km en 3 horas. Luego comenzó el problema. Al legar a la ruta 40, famosa en Argentina, doblamos hacia la cordillera y el viento soplaba en nuestra contra. Fue muy difícil avanzar. Con ayuda de nuestro amigo Irlandés y el Brasileño que nos acompañaban, avanzamos en posición de bandada, rotando en la posición que enfrentaba al viento, logrando finalmente alcanzar, a pesar del fuerte viento, velocidades promedio de 20 km/h. pero luchar contra el viento es agotador….

Luego de avanzar por muchas horas a través de la pampa, llegamos a una caseta de vialidad, en donde habitaba un hombre encargado de la ruta de asuntos de vialidad. Aquel hombre, de manera afectuosa, nos ofreció pasar la noche en su hogar, nos dio dos cómodas camas, mucho mate y una muy agradable velada.

Al día sisuiente partimos rumbo al Calafate. Llegamos luego de unas 4 horas de recorrido, enfrentando al viento debido a nuestro rumbo en dirección hacia la cordillera, avanzando bordeando el lago Argentino. Se apreciaba la pampa, con sus magníficos colores y su soledad. El amarillo dorado del pasto contrastaba con el azul brillante del cielo y las nubes con formas suaves, como pintadas por pincel, moldeadas por el viento. El Calafate nos recibió con un hermoso día.

Luego de pasar por el Calafate, tomamos rumbo raudamente hacia la frontera con Chile, a través de la pampa. Llegamos en una atardecer, cerca de las 9 de la noche, a la frontera de Chile con Argentina por el paso de Cerro Castillo, en la XII Región de Magallanes. Llegamos a cerro Castillo de noche, y para medianoche nos recibieron los Bomberos en su cuartel en construcción.

Al día siguiente partimos hacia Puerto Natales, pasando por campos preciosos y ya apreciendo una vegetación mucho más rica y abundante. Llegamos a Puerto Natales, y allí nos esperaban, en el precioso Restaurant «El Asador Patagónico» ubicado en un costado de la plaza de armas. Fuimos muy bien recibidos y saboreamos muy ricos platos, especialidades del local y la zona. En Puerto Natales nos quedamos unos días, visitando las Torres en Tours guiados por el día, pero con mala suerte, debido a que el tiempo presentado aquellos días no permitió apreciarlas de gran manera. Una noche fuimos al local «La Chingana» en donde se puede tomar unos buenos terremotos y tragos típicos Chilenos mientras se aprecia a la gente local tocar instrumentos en un escenario implementado para que los osados se atrevan a demostrar su valía en las artes musicales. Una excelente noche aquella.

Y partimos a Punta Arenas. El paisaje se encontraba bajo la lluvia. Los enormes campos y estancias se expandían a ambos lados de la carretera, dando paso luego a la vista hacia el estrecho de Magallanes y de fondo nuestro próxima meta en el viaje: Tierra del Fuego.